Si estás leyendo esto, probablemente estás a punto de vivir uno de los momentos más emocionantes e importantes de tu vida: tu primer viaje internacional, ¡y además solo! Sabemos exactamente cómo te sientes, porque en Travelearners Colombia hemos acompañado a más de 2.000 estudiantes colombianos que han pasado por este mismo instante: mezcla de emoción, nervios, dudas y esa sensación en el pecho que te dice “¡lo voy a lograr!”.
Para muchos, este es un sueño que se ha construido con esfuerzo: ahorrar, investigar, decidir el destino, escoger la escuela, contarle a la familia, enfrentar miedos… Todo te ha traído hasta aquí. Y aunque viajar dentro de Colombia puede no ser nuevo para ti, cruzar fronteras, pasar migración y aterrizar en un país desconocido es otro nivel de aventura. Pero aquí viene la mejor parte: no estás solo, aunque físicamente viajes solo. Miles de colombianos han hecho este mismo camino y tú estás a punto de unirte a esa comunidad de soñadores que se atrevieron a cambiar su historia.
En este artículo encontrarás los consejos más importantes y útiles para que tu experiencia sea más tranquila, segura y emocionante. No son los típicos consejos que encuentras en internet; son recomendaciones reales basadas en lo que nuestros estudiantes han vivido, sentido y aprendido en su primer viaje al exterior.
Prepárate, porque este no es solo un viaje para aprender inglés…
es el viaje que puede cambiar tu vida para siempre.
¿Listo para comenzar? Vamos paso a paso..
1. Respira: es normal sentir nervios antes de tu primer viaje internacional
Si en estos días has sentido emoción mezclada con miedo, un cosquilleo en el estómago o incluso dudas sobre si realmente estás listo, debes saber algo muy importante: todo eso es absolutamente normal. Viajar solo al extranjero por primera vez es una de las experiencias más emocionantes de la vida, pero también una de las que más nervios despierta. Es la sensación de estar dando un salto gigante fuera de tu zona de confort y hacia un mundo completamente nuevo. A todos nuestros estudiantes les pasa, incluso a los que parecen más seguros. No estás solo en lo que sientes.
Lo más bonito es que esos nervios comienzan a transformarse desde el mismo momento en que entras al aeropuerto. Ver las señales, entregar tu pasaporte, caminar hacia tu puerta de embarque… cada paso refuerza la idea de que sí puedes, de que estás logrando algo que hace años soñabas. Y cuando te sientas en el avión y escuches el motor encenderse, sentirás una mezcla de alivio y orgullo que difícilmente olvidarás. Ese instante marca el inicio de una nueva versión de ti.
Y aunque físicamente viajes solo, en realidad vas acompañado: por tu familia que te apoya desde casa, por los amigos que creen en ti y por nosotros, que te hemos acompañado en cada etapa del proceso. Miles de estudiantes colombianos ya hicieron este camino y todos llegaron a la misma conclusión: el miedo inicial es pequeño comparado con la satisfacción de cumplir un sueño. Respira. Estás a punto de vivir algo maravilloso y estás mucho más preparado de lo que imaginas.
2. Revisa tus documentos como si fueran un tesoro (porque lo son)
Antes de pensar en la maleta, el clima o el destino, lo primero y más importante es asegurarte de que tus documentos estén en perfecto orden. Puede sonar obvio, pero para muchos estudiantes este es el punto que más ansiedad genera, porque realmente son los documentos los que permiten que tu viaje sea posible. El pasaporte vigente, la visa (si el país la requiere), las cartas de aceptación, los comprobantes de pago, el seguro médico internacional y los tiquetes conforman la base de tu viaje. Revisarlos con calma, varias veces y con anticipación, te dará una tranquilidad enorme antes de salir de casa.
Aunque hoy todo se maneja digitalmente, siempre es buena idea llevar copias impresas de tus documentos más importantes. No pesa, no ocupa espacio y puede ayudarte en situaciones donde el internet falle o el celular se quede sin batería. Muchos estudiantes encuentran útil llevar un pequeño portadocumentos o carpeta donde todo esté ordenado y fácil de mostrar. Esa organización sencilla hace que los procesos en el aeropuerto, migración o incluso al llegar a tu escuela sean fluidos y sin estrés.
Dedicar una noche, sin afán, a revisar cada documento es una de las mejores decisiones que puedes tomar. Confirmar fechas, nombres, direcciones y requisitos te hará sentir más en control y preparado para lo que viene. Recuerda que estos papeles son la prueba física de que tu sueño está en marcha. Cuidarlos y organizarlos no solo es un requisito, sino una forma simbólica de decirte a ti mismo que estás listo para dar este gran paso.
3. El día del vuelo: qué esperar paso a paso en un aeropuerto internacional
El día del vuelo suele sentirse como una montaña rusa: emoción absoluta mezclada con un poco de miedo a lo desconocido. Y es normal, especialmente si nunca has pasado por un aeropuerto internacional. Sin embargo, una vez llegas y das tus primeros pasos, te das cuenta de que todo está diseñado para guiarte. Al entrar, lo primero es ubicar las señales de “Salidas internacionales”, donde verás las pantallas que muestran tu vuelo. Ese simple acto de encontrar tu número de vuelo y confirmar que todo va en orden te dará una primera sensación de calma.
Luego viene el proceso de check-in y control de seguridad, dos pasos que parecen intimidantes pero que, en realidad, fluyen de forma natural. Entregar tu maleta, mostrar tu pasaporte, recibir tu pase de abordar y pasar por los escáneres es mucho más fácil de lo que imaginas. Todos a tu alrededor están haciendo lo mismo, y el personal del aeropuerto está acostumbrado a orientar a quienes viajan por primera vez. El momento que más nervios suele generar es el paso por migración, pero en realidad es un proceso ágil: respondes un par de preguntas sencillas, recibes el sello y continúas. Cuando ese sello marca tu pasaporte, sientes que oficialmente comienza tu aventura.
Al llegar a la sala de espera, todo empieza a fluir con más tranquilidad. Ves viajeros de todo el mundo, escuchas diferentes idiomas y te das cuenta de que ya estás dentro del viaje que soñabas. Solo te queda esperar a que anuncien el abordaje, caminar hacia el avión y buscar tu asiento. En el instante en que el avión despega, cuando ves las luces de la ciudad hacerse pequeñas, aparece una mezcla de orgullo y emoción que recordarás siempre. Es ahí cuando entiendes que este gran paso, que parecía tan difícil, ya lo diste… y que lo que viene será aún más increíble.
4. Qué empacar realmente cuando te vas a estudiar idiomas al extranjero
Empacar para tu primer viaje internacional puede convertirse en un torbellino de emociones: quieres llevarlo todo, no sabes qué necesitarás y temes olvidar algo importante. Pero la verdad es que viajar ligero te facilitará muchísimo la vida. La clave está en pensar en tu día a día real en el extranjero y no en todos los posibles escenarios que imaginas. Tus documentos esenciales siempre deben ir en el equipaje de mano, bien organizados y a la vista, porque son lo único que realmente no puedes reemplazar. Todo lo demás, desde ropa hasta artículos de aseo, puede conseguirse fácilmente en el destino.
La ropa suele ser uno de los puntos donde más exageramos. Antes de empacar, tómate un momento para revisar el clima de tu ciudad de destino y las actividades que tendrás durante las primeras semanas. No necesitas llenar la maleta de “por si acaso”; bastan prendas cómodas, combinables y adecuadas al clima. Muchos estudiantes descubren que terminarán comprando ropa allá, ya sea porque es económica, porque se adapta mejor a la estación o simplemente porque quieren algo diferente. Lo importante es evitar maletas pesadas que compliquen tu llegada y tus primeros días.
Además de la ropa, incluir algunos objetos pequeños pero útiles puede marcar la diferencia: un adaptador universal, un morral liviano para el día a día, tus medicinas personales y los cargadores de tus dispositivos. Más allá de eso, no necesitas mucho. Empacar con intención, no con miedo, es la mejor estrategia. Cada cosa que lleves debe tener una razón clara. Al final, lo que realmente importa no es llenar una maleta, sino abrir espacio para vivir la experiencia con libertad, sin cargas innecesarias y con la tranquilidad de que podrás adaptarte fácilmente a lo que te espera.
5. Dinero, tarjetas y primeros gastos: cómo sobrevivir a tus primeras 48 horas
Las primeras horas en un país nuevo suelen venir acompañadas de mucha emoción y también de cierta incertidumbre, especialmente cuando se trata de manejar el dinero. Al llegar, todo es desconocido: la moneda, los precios, el transporte, incluso la forma en la que pagas. Por eso es tan importante viajar con una cantidad moderada de efectivo y, sobre todo, con tus tarjetas listas para usarse internacionalmente. No necesitas llevar grandes sumas; basta con lo suficiente para tus primeros gastos, como el transporte desde el aeropuerto, algo de comida y los artículos básicos que puedas necesitar. Con eso tendrás un aterrizaje tranquilo mientras te familiarizas con tu nuevo entorno.
Una vez llegues a tu destino, descubrirás que casi todo se paga con tarjeta y que las ciudades están preparadas para recibir estudiantes internacionales. Eso significa que moverte, comprar y adaptarte será más fácil de lo que imaginas. Lo más recomendable es mantener tus tarjetas activas para uso internacional, revisar tus movimientos desde la app de tu banco y tener siempre un plan alterno por si una tarjeta falla. Lo importante es que te sientas seguro, no que cargues demasiado dinero en efectivo. Esa mezcla de precaución y confianza te permite disfrutar sin preocupaciones.
Tus primeras compras también deben ser sencillas. No necesitas abastecerte para un mes ni salir desesperado a comprar todo lo que te falta. Empieza por lo básico: agua, algunos alimentos simples, tu SIM card y lo indispensable para instalarte durante las primeras 24 o 48 horas. Con el pasar de los días entenderás mejor los precios, las zonas más económicas y las tiendas que se adaptan a tu presupuesto. La adaptación financiera llega rápido, pero requiere calma. En poco tiempo, manejar el dinero en un país nuevo se vuelve parte natural de tu rutina, y esa sensación de control es una de las primeras señales de que te estás convirtiendo en un viajero más seguro y autónomo.
6. Cómo adaptarte a vivir solo en otro país sin sentirte perdido
Adaptarte a vivir solo en un país extranjero es un proceso que mezcla emoción, descubrimiento y, a veces, un poco de nostalgia. Es normal que al principio todo te parezca distinto: los horarios, la comida, la forma en que la gente se relaciona y hasta los sonidos de la calle. Ese choque cultural inicial no significa que algo esté mal; es simplemente tu mente reconociendo que estás en un entorno completamente nuevo. Con los días empezarás a notar cómo esos mismos detalles que al principio te confundían comienzan a resultarte familiares, e incluso cómodos. Vivir solo te obliga a descubrir capacidades que no sabías que tenías.
La homesickness, ese sentimiento de extrañar lo conocido, también hace parte natural del proceso. No es debilidad ni señal de que tomaste una mala decisión. Es simplemente el recuerdo de tu vida en Colombia chocando con la emoción de una nueva etapa. La clave está en darte permiso para extrañar, pero también en abrir espacio para lo nuevo: conocer tu barrio, descubrir cómo funciona el transporte, organizar tu habitación y crear pequeñas rutinas que te hagan sentir en casa. Con el tiempo, la nostalgia disminuye y aparece una sensación de tranquilidad que solo se obtiene cuando empiezas a encontrar tu lugar en otro país.
Lo más importante es tener paciencia contigo mismo. Adaptarse no ocurre en un día ni en una semana; es un proceso que avanza poco a poco y que mejora cada vez que te atreves a hacer algo nuevo, desde hablar en otro idioma hasta moverte por la ciudad sin usar el mapa. Un día, sin darte cuenta, te descubrirás caminando con seguridad, entendiendo las señales, saludando a tus compañeros y tomando decisiones con mucha más confianza que antes. Ese momento es la mejor prueba de que este viaje no solo te está enseñando un idioma, sino que te está transformando desde adentro.
7. Tu escuela de idiomas: cómo aprovecharla al máximo desde el día uno
La escuela de idiomas se convierte rápidamente en uno de los lugares más importantes de tu experiencia en el extranjero. Es el espacio donde aprendes, pero también donde ríes, te equivocas, haces amigos y comienzas a sentirte parte de una comunidad internacional. El primer día suele estar lleno de nervios, pero también de una energía especial: todos están igual que tú, emocionados y un poco inseguros. Esa sensación compartida crea un ambiente donde todo fluye con naturalidad, y donde cada palabra, por sencilla que parezca, se convierte en un paso adelante en tu camino hacia dominar otro idioma.
Con el pasar de los días aprenderás que hablar es la clave. No importa si cometes errores o si al principio sientes que te faltan palabras; lo importante es atreverte. La escuela está diseñada para eso: para que practiques, preguntes, te equivoques y vuelvas a intentar. Los profesores no solo están allí para enseñarte gramática o vocabulario, sino para guiarte, motivarte y ayudarte a ganar confianza. A medida que participas más, notarás cómo tus capacidades crecen casi sin darte cuenta, especialmente cuando comienzas a usar el idioma fuera de clase, en situaciones cotidianas.
También descubrirás que la vida en la escuela va más allá del salón. Muchas instituciones organizan actividades, recorridos, talleres y encuentros que te permiten conocer la ciudad, practicar el idioma y conectar con personas de diferentes países. Son esos momentos —las conversaciones en el descanso, las risas con compañeros que hablan idiomas distintos, la primera vez que te das cuenta de que entendiste todo sin traducir— los que hacen que la experiencia sea tan valiosa. Aprovechar la escuela al máximo no es cuestión de ser perfecto, sino de estar dispuesto a vivir cada día con curiosidad y apertura. Esa actitud hará que tu aprendizaje sea más rápido, más significativo y, sobre todo, más memorable.
8. Seguridad en el extranjero: lo que nadie te dice, pero todos deberían saber
Sentirse seguro en un país desconocido es fundamental, y aunque la mayoría de los destinos a los que viajan nuestros estudiantes son tranquilos, es natural que al principio te sientas un poco inseguro. La ciudad es nueva, no conoces las zonas, no entiendes bien las costumbres y todo funciona diferente a lo que estás acostumbrado en Colombia. Por eso, los primeros días son clave para observar, entender el ritmo del lugar y aprender a moverte con confianza. Muy pronto descubrirás que, con pequeños hábitos de cuidado, vivir en el extranjero puede ser incluso más seguro de lo que imaginabas.
Algo que ayuda mucho es prestar atención a cómo actúan los locales: cómo se transportan, dónde caminan, a qué horas salen, cómo manejan sus objetos personales y qué comportamientos consideran normales. Esos detalles te enseñan rápidamente cuál es el comportamiento adecuado en ese país y te guían para evitar situaciones incómodas. Con el tiempo, dejarás de pensar en la seguridad como una preocupación constante y la verás como algo natural que manejas con criterio y sentido común. Aun así, es importante mantener la prudencia: cuidar tus pertenencias, evitar cargar demasiado efectivo y moverte con seguridad, sobre todo durante la noche.
Conforme pasan los días, empiezas a sentirte más tranquilo. Ya sabes qué zonas te gustan, cómo funciona el transporte, cuáles lugares evitar y a quién acudir si necesitas ayuda. La escuela, tu alojamiento y las personas que conoces se vuelven una red de apoyo que te guía y te acompaña en los momentos de duda. Y aunque te sigas cuidando, la sensación de temor inicial desaparece y da paso a una confianza que solo se obtiene viviendo la experiencia. Esa confianza será uno de los regalos más valiosos de tu viaje, porque te demuestra que sí puedes desenvolverte con seguridad en cualquier parte del mundo.
9. Conecta con gente del mundo sin perder tu esencia colombiana
Una de las experiencias más enriquecedoras de estudiar en el extranjero es la posibilidad de conocer personas de todas partes del mundo. Al principio puede parecer intimidante iniciar conversaciones en otro idioma o acercarte a culturas completamente diferentes, pero muy pronto descubrirás que todos están en la misma situación que tú: lejos de casa, aprendiendo, adaptándose y buscando nuevas amistades. Esa conexión compartida hace que las relaciones fluyan con naturalidad, incluso si tu inglés aún no es perfecto. Poco a poco, las conversaciones que antes te parecían imposibles se vuelven parte normal de tu día.
Lo más bonito de estas interacciones es que no necesitas cambiar quién eres para encajar. Ser colombiano, con nuestra calidez, cercanía, humor y espontaneidad, es algo que muchos estudiantes internacionales aprecian. A ellos les fascina escuchar sobre nuestra cultura, nuestra música, nuestras comidas y nuestra forma genuina de relacionarnos. Al mismo tiempo, tú también aprenderás a escuchar y entender otras formas de ver el mundo. Estas diferencias culturales, lejos de separar, enriquecen cada conversación y te permiten crecer como persona.
Con el pasar de las semanas, te darás cuenta de que estás construyendo amistades auténticas: personas que te entienden aunque no compartan tu idioma nativo, que te acompañan en los momentos buenos y en los difíciles, y que se convierten en parte fundamental de tu experiencia. Un día estarás sentado en una cafetería, rodeado de amigos de distintos países, conversando en inglés sin darte cuenta del progreso que has hecho. Ese momento, tan simple y tan poderoso, es cuando entiendes que conectaste con el mundo sin perder tu esencia. Y es ahí donde el viaje empieza a transformarte de verdad.
10. Recuerda por qué empezaste: este viaje puede cambiarte la vida
En medio de tantos cambios, trámites, emociones y descubrimientos, es fácil olvidar la verdadera razón por la que decidiste hacer este viaje. Tal vez lo hiciste para mejorar tu futuro profesional, para buscar nuevas oportunidades, para perfeccionar tu inglés o simplemente para cumplir un sueño que siempre estuvo ahí, esperando el momento adecuado. Pero sea cual sea tu motivación, merece ser recordada cada vez que sientas dudas o extrañes lo que dejaste en Colombia. Esa razón es la que te sostiene, la que te impulsa y la que hace que este esfuerzo valga la pena.
Con el tiempo, te darás cuenta de que este viaje es mucho más que un curso de idiomas. Es una experiencia que te transforma desde adentro: aprendes a confiar en ti, a resolver problemas solo, a tomar decisiones importantes y a enfrentarte al mundo con una seguridad que antes quizá no imaginabas que tenías. Cada día trae un pequeño reto y, con él, una nueva versión de ti mismo. Un día te encontrarás hablando con naturalidad, moviéndote por la ciudad con soltura y sintiendo que perteneces al lugar que antes te parecía tan lejano. Ese es el momento en el que entiendes que ya no eres la misma persona que se subió al avión.
Y aunque habrá días difíciles, también habrá días que te llenen el corazón: caminatas por calles nuevas, conversaciones que fluyen, logros que parecían imposibles y amistades que te acompañarán toda la vida. Cuando regreses o cuando decidas continuar tu camino en ese país, mirarás hacia atrás y sabrás que este viaje marcó un antes y un después en tu historia.
Y lo más poderoso de todo es que fuiste tú quien tomó la decisión y quien tuvo el valor de dar el primer paso. No olvides nunca que este camino empezó porque te atreviste a soñar.
Ese es tu mayor logro.

